¿Y si fueras Mariam?
Me llamo María, soy española y tengo 30 años. No tengo pareja estable ni hijos, el instinto maternal no ha llamado a mi puerta todavía, y no tengo claro que algún día lo haga. Realmente es algo que no me preocupa, tengo tiempo para decidir si quiero ser madre o no. Hace unos años pasé por un aborto después de haberme quedado embarazada por no haber utilizado ningún método anticonceptivo. Desde entonces, y asesorada por mi ginecóloga, he probado diferentes métodos hasta encontrar el que me es más cómodo.
Si le añadimos una letra a mi nombre y me convierto en Mariam, la historia cambia. He nacido y vivo en Kenia, aunque eso no es significativo, ya que existen historias como la mía (o incluso peores) en más de medio mundo. Hace unos años estuve casada y, tal y como está establecido, mi marido y yo intentamos tener hijos. Pero no fue posible, no me quedaba embarazada. Y claro, todo apuntaba a que yo tenía algún problema de fertilidad. Pero realmente nunca lo supe con certeza, porque mi marido jamás me permitió ir al médico y, aunque lo hubiera hecho, tendría que haberme desplazado muchos kilómetros y haber pagado mucho dinero para que un ginecólogo me visitara. Imposible para mí… Además, cada mes sufría unos dolores de regla terribles, que me impedían casi salir a la calle y acudir a trabajar con normalidad. Finalmente, mi marido me abandonó por no poder tener hijos.
Yo también soy Mariam, soy keniana y tengo 32 años. Estoy casada y he estado embarazada 7 veces, aunque sólo tengo 3 hijos: una niña de 9 años, un niño de 5 y una bebé que nació hace unas semanas. Siempre he tenido muchísimos problemas durante mis embarazos y, desafortunadamente, muchos de ellos no han salido bien, ya que he sufrido varios abortos naturales durante los primeros meses de gestación. Nunca ningún médico me ha dicho por qué estos embarazos no salieron bien, no sé las causas de aquellos abortos ni tan siquiera si se podrían haber evitado… Como no podía pagar un especialista que me examinara y viera si tenía algún problema, aún no sé qué provocó que abortara una vez tras otra. Además de mis tres pequeños, di a luz a dos bebés, ¡menuda sorpresa! No tenía ni idea de que estaba embarazada de mellizos, jamás me lo dijeron en ninguno de los controles que me hice durante el embarazo. Pero, claro, cómo me lo iban a decir si apenas me hicieron unos análisis de sangre y de orina. Cuando di a luz en el hospital público de Lamu pasé mucho miedo, el médico estaba durmiendo mientras yo tenía que parir sola a mis dos bebés. Pensé que todo había salido bien, pero a las pocas horas los mellizos murieron…, y aún no sé cuáles fueron las causas ni si se podría haber hecho algo por haberlos salvado porque no se hizo nada más con ellos, ningún reconocimiento ni nada por el estilo. Ahí quedó aquella historia…
Sí, parecen los argumentos de una novela o película, una trama dramática, de aquellas que como poco te dejan con el estómago hecho un nudo. Pero no lo son, ¡ojalá!.
Estas dos Mariam existen.
Y Fatuma, y Esha, y Nailois, y Khadija, y Madina…
Y muchas otras mujeres
¿Y si fueras alguna de ellas?
La salud y el acceso a una asistencia sanitaria de calidad son derechos universales. Teóricamente lo son, sí. Pero de la misma manera que sucede con otros muchos derechos universales, no toda la población puede ejercerlos de la misma manera: si el acceso a los servicios sanitarios es ya por sí mismo un derecho vulnerado e incluso inexistente en muchos países y continentes para la población general, lo es mucho más para las mujeres. Ellas, nosotras, las invisibles en este mundo desigual en el que vivimos.
Hay miles, millones de mujeres que no pueden decidir sobre su salud sexual y reproductiva ni sobre su bienestar en general en términos de salud femenina. Sencillamente, otros se encargan de hacerlo por ellas.
Ser madre o no, parir en condiciones seguras para la mujer y para el bebé, acudir al ginecólogo, utilizar algún método anticonceptivo, abortar con garantías sanitarias, controlar el embarazo… Parece algo básico, ¿verdad?.
Para ellas no lo es.
Cuando tu rol social y familiar se basa en traer niños al mundo, sin control ni planificación de ningún tipo, cuando utilizar algún método anticonceptivo para evitar encadenar un embarazo tras otro se convierte en una odisea que debes de hacer a escondidas de tu marido, cuando con 12 años te mutilan los genitales para que nunca puedas disfrutar del sexo, cuando en tu pueblo no hay ningún ginecólogo al que acudir ni periódica ni puntualmente, cuando hablar de sexo abiertamente es un tabú, cuando salir a pasear con un hombre implica que va a convertirse en tu marido, cuando acudir a un especialista significa invertir buena parte de tu sueldo… Cuando todo eso pasa… algo está fallando y hay que actuar en pro de los derechos de la mujer.
Hoy, 28 de mayo y Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, es el día para no olvidar todo esto, pero sobre todo es un día para empezar a actuar.
En Afrikable ya lo estamos haciendo. Apostamos por la mujer y por su empoderamiento en todas las áreas de su vida, y para conseguirlo en el ámbito de la salud estamos construyendo el centro integral de salud sexual y reproductiva Maternity Home donde, además de impartir formaciones y talleres de sensibilización sobre diversos temas, las mujeres de Lamu podrán recibir asistencia ginecológica gratuita y de calidad y dar a luz con garantías sanitarias tanto para ellas como para sus bebés.
El derecho a unos servicios sanitarios de calidad es cada día más una realidad que una utopía en la isla de Lamu. Igual que nosotras, ellas se lo merecen.
Y para que el azar de haber nacido aquí o allí no determine nuestros derechos y no sea una brecha insalvable, ¡actúa!
28 de mayo – DÍA INTERNACIONAL DE ACCIÓN POR LA SALUD DE LA MUJER
Autora: Marta Heredia