Testimonio Vacaciones Solidarias Afrikable - Marta Muñoz

«Me dispongo a intentar expresar con palabras todas las emociones y vivencias que he tenido en las cinco semanas en Afrikable, tarea que se me hace difícil por lo complicado de traer al mundo racional experiencias tan abstractas del corazón.

Lo cierto es que yo llegué sin expectativas a Afrikable, tenía unas semanas libres y decidí poner mi tiempo a la disposición de otros, hacer algo útil con él. Y, nada más lejos de la realidad, fui a dar a otros y me fui con las manos y el corazón llenos.

Al principio todo era muy nuevo y me costaba quedarme con las caras y los nombres, pero las mujeres te lo ponen muy fácil y cuando te quieres dar cuenta ya todo te resulta muy familiar.

Mi momento zen lo constituía el ratito del día en el que me dedicaba a preparar los desayunos de los niños, a partir de ahí en cuanto entraba el primero de ellos en el comedor empezaba el jaleo, ya sin descanso. Después, cada día era diferente, a veces acompañaba a Fatuma a la compra en burro, otras teníamos talleres de los viajes solidarios, pintábamos ruedas, ayudábamos en la zona de los bebés…

Mi tarea fija eran las clases de español, otro de mis momentos favoritos también porque me permitía conocer mejor a las mujeres y tener una conexión más cercana, aunque esa conexión también la encontré en muchos ratitos de charlas con las demás según pasaban los días.

Si tuviese que quedarme con un momento en concreto, me resultaría muy difícil elegir, pero escogería el 8 de Marzo. Fue un día de la mujer muy especial, todas nos compramos el mismo vestido y tuvimos una reunión, en la cual cada una comparó su vida actual con la que tenían años antes, además se propusieron objetivos concretos para seguir progresando entre todas. Sentí como en esa reunión se gestaba una energía muy poderosa y muy positiva para lo que vendría después en la marcha, donde fuimos una fuerza arrolladora e imparable de sororidad y empoderamiento.

Sin duda alguna quiénes han marcado mi experiencia en Lamu han sido sus mujeres y los niños. Las mujeres son muy divertidas, he aprendido mucho de sus consejos cuando compartía con ellas algunos dilemas de mi vida personal, me han enseñado cosas que jamás habría podido aprender de otra manera.

Y los niños me han llenado el corazón, tanto que lo que más pena me ha dado al irme ha sido saber que me perderé parte de su crecimiento porque cuando vuelva (que volveré) ya serán niños más mayores, pero me voy tranquila sabiendo que están haciendo lo mejor que podrían hacer, trabajar y esforzarse en progresar, reaprender las conductas correspondientes sin renunciar a la base de su cultura y esencia propias.

Y todo esto en la shamba más bonita de todas, la shamba naranja de sonrisas y voces infantiles. BADAE Afrikable.»