Mama Madina no recuerda cuantos años tiene, más de 60 dice. Ha tenido 10 hijos pero dos han muerto ya. Nos comenta que nadie contrataría a alguien de su edad, y mucho menos a una mujer que además no sabe ni leer ni escribir.
Está muy contenta con el nuevo proyecto de sandalias porque ve que su trabajo es importante. Ella se encarga de aplicar el pegamento a las piezas, del teñido y de aplicar la cera para pulir y sacar brillo a las sandalias.
Con el salario que gana puede llevar comida a casa y comprar las medicinas de su marido enfermo. También le permite pagar la escuela de sus hijos e incluso poder enviar a uno de ellos a secundaria.