“Me dicen que cuente mi estancia en LAMU, qué puedo decir, fui con mi hija Beatriz y ya eso es un punto importante de convivencia, pero sobre todo lo que allí viví jamás lo olvidaré, no dejo de pensar ni un solo día lo que vi y lo que sentí.
Yo no daba nada y me lo daban todo. Llegábamos a la SHAMBA y solo ver la cara de agradecimiento de esas mujeres y con la sonrisa que nos recibían todos los días ya vale la pena. Y digo yo no daba nada y ellas me daban a sus hijos que es el bien más preciado que una MADRE tiene.
Y esos niños que corrían a nuestros brazos para darnos un beso, una sonrisa, un apretón y sólo por jugar y estar con ellos.
Y qué decir del grupo de vacacioneros que allí estuvimos, yo podía ser la madre de cualquiera de ellos pero me sentía como una más y así hemos hecho una gran amistad.
Me preguntan cómo me entendía con ellos si no sé inglés y mucho menos Swahili, pero creo que el idioma del Amor y el Cariño es el más importante.”