Maternidad y conciliación laboral
Si hablar de conciliación de la vida familiar y laboral es en algunos países del llamado primer mundo un reto aún por conquistar por muchas mujeres, en los países en vías de desarrollo la conciliación se convierte en una auténtica utopía, especialmente en aquellos entornos más rurales y con mayores índices de pobreza. Y es que el machismo instaurado en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana en estas sociedades es el principal obstáculo que los derechos y las libertades de las mujeres deben superar, junto con la ausencia de un marco legal e institucional que fomente y promueva el equilibrio entre las responsabilidades familiares y el desempeño de cualquier actividad laboral con medidas tales como el permiso de maternidad y de lactancia, la reducción de jornada, la excedencia por cuidado a menores y familiares o la flexibilidad de jornada.
Aquí, en Lamu, el rol de la mujer se limita generalmente al ámbito doméstico, es decir, al cuidado del hogar y de los hijos y la familia a cargo, y al desarrollo de algunas actividades orientadas a percibir ingresos (recogida y venta de leña o venta de hortalizas, frutas y otros productos en pequeños puestos).
Pero, ¿qué sucede con la llegada de la maternidad? La respuesta es sencilla: las mujeres siguen desempeñando sus actividades laborales con total normalidad, pero ahora lo hacen con un bebé de cortísima edad colgado a la espalda. Y es que no hay más alternativa para ellas, no existe la posibilidad de dejar de trabajar y atender al bebé sin verse afectada la economía doméstica. Así que tanto una como otra opción tienen consecuencias más que alejadas de lo que entendemos por conciliación de la vida familiar y laboral: por un lado, dejar de trabajar para dedicarse al cuidado del recién nacido supone ver afectada la calidad de vida del mismo y del resto de la familia, pues la disminución de los ingresos se traduce, entre otras cosas, en una peor calidad de la alimentación, con los riesgos que esto conlleva en términos de desnutrición y de otras enfermedades relacionadas con la mala calidad de los alimentos y del agua. Por otro lado, desempeñar la actividad laboral, en la mayoría de los casos al aire libre, con un bebé colgado a la espalda no se acerca a la situación óptima para la recuperación de la madre y la crianza y el cuidado del hijo.
Esha con el pequeño Mahmoud
Desde Afrikable, donde el empoderamiento de la mujer es el principal objetivo e hilo conductor de las intervenciones, la conciliación de la vida familiar y laboral es una necesidad y una prioridad a atender. Así, las mujeres trabajan en un entorno de flexibilidad por lo que al cuidado de sus hijos más pequeños se refiere, pues acuden a sus puestos de trabajo con sus bebés, que son atendidos y cuidados durante toda la jornada laboral por una mujer encargada de esta tarea. Así, las mujeres pueden trabajar sabiendo a sus pequeños bien atendidos y teniéndolos muy cerca en caso de tener que atenderlos ellas mismas, lo que incluye la lactancia.
Esta flexibilidad también se traduce en la posibilidad de no ver afectados sus salarios si tienen que quedarse en casa por no encontrarse en buenas condiciones para asistir al trabajo, por tener que atender a sus hijos o familiares o acompañarlos al médico, o asistir a alguna reunión escolar o de la comunidad; así como si tienen que abandonar su lugar de trabajo por alguna de estas razones.
Por lo que respecta a la maternidad propiamente dicha, son prioridades la recuperación de las madres después del parto y la adecuada atención y cuidado de los recién nacidos durante sus primeros meses de vida, por lo que la baja por maternidad es un derecho que se garantiza a todas las mujeres que trabajan en Afrikable. Así, ellas pueden elegir prolongar el período de baja maternal durante 3 o 4 meses, percibiendo 12.000 o 9.000 chelines respectivamente de manera mensual durante este tiempo. Con esto se garantizan tanto los derechos de la madre como del recién nacido, así como se asegura que la economía familiar no se vea resentida por la falta de ingresos, con los riesgos que esto podría suponer.
En las últimas semanas dos de las trabajadoras de Afrikable, Esha y Maimouna, han sido madres, y ambas ya disfrutan de la «maternity leave». Tanto ellas como el resto de mujeres que ya la han disfrutado se muestran encantadas con ello porque pueden cuidar a sus hijos y disfrutar de ellos durante sus primeros meses de vida y a la vez recibir un salario, lo que permite que su economía doméstica no se resienta por el mero hecho de ser madre, evitándose así cualquier tipo de discriminación y perjuicio por razón de género.
Estas medidas suponen un paso adelante hacia el empoderamiento de la mujer y el ejercicio de sus derechos, siendo la conciliación de la vida familiar y laboral una meta más que alcanzable para estas mujeres en un entorno minado de impedimentos para ello.
Autoras: Marta Heredia y Lidia Jimeno