Empoderamiento, empoderarse o cómo enseñar a reconocer el poder propio en Afrikable
Tras las salvajadas que se hicieron en la época colonial, los países occidentales han seguido queriendo intervenir en el continente Africano. Se ha seguido interviniendo por la línea de la explotación de recursos, pero también se ha tratado de hacer para fomentar el respeto por los Derechos Humanos en el continente. Lo cierto es que hay muchos proyectos locales, nacionales e internacionales, alrededor del continente centrados en impulsar el Desarrollo. Sin embargo, durante mucho tiempo se olvidó a las mujeres en las Políticas de Desarrollo, sin ser escuchadas, sin ser tenida en cuenta su posición y por ello se llevaron a cabo políticas de desarrollo que en algunos casos incluso perjudicó su situación.
Esto se trató de mejorar en los años 70 y ha ido evolucionando hasta que entre los años 85 y 95 las feministas del Sur y socialistas desarrollan el llamado enfoque de empoderamiento. Este nuevo enfoque cuestiona conceptos genéricos como “Mujeres del Tercer Mundo”. Entiende que el discurso de superioridad de la mujer occidental es erróneo y reconoce la diversidad en las identidades de las mujeres del Sur. Defiende el posicionamiento de las mujeres en la lucha contra las normas patriarcales, como parte de un conflicto más grande, que es la lucha contra el colonialismo y el post-colonialismo. Así como el empoderamiento de las mujeres a través de reconocer su triple rol productivo, reproductivo y comunitario, mediante el acceso a recursos, autonomía y poder. Este nuevo enfoque permite diferenciar los distintos niveles de opresión en función de su clase, “raza”, etnia o nacionalidad.
De esta idea de empoderamiento nace la ONGD Afrikable, que define como su fin último el empoderamiento de las mujeres a todos los niveles. La herramienta principal que utiliza esta ONGD es el comercio justo, como forma de permitir empoderarse económicamente a las mujeres, pieza clave para poder conseguir el empoderamiento en otros niveles. Esto se dice así pero no es tarea fácil, es una tarea que las Fundadoras de Afrikable, de la mano de muchas personas que han dado lo mejor de sí en el proyecto, llevan más de 10 años haciendo. Es una tarea que comienza con una incógnita ¿Qué es empoderar? ¿Yo soy una mujer empoderada?
Como dice Chandra Mohanty, todos los procesos tienen que tener 2 fases, una de deconstrucción, en la que nosotras mismas nos debemos analizar y ver qué es para nosotras el empoderamiento, porqué ese concepto y, sobre todo en nuestro caso si nuestro concepto tiene algún sentido en un contexto diferente. Eso han tenido que aprender a hacer todas las personas que han pasado por este gran proyecto, a deconstruirse a sí mismas, liberarse de los prejuicios y no juzgar con los ojos de occidente. Y luego, una segunda fase, la de construcción. ¿Cómo sería la mejor manera de realmente ayudar a las mujeres que queremos ayudar?.
Afrikable comienza con la idea clara de buscar mujeres que estuvieran en riesgo de exclusión social y con cargas familiares, que por desgracia sobran en la Isla de Lamu. Esto llevó a tener un colectivo de mujeres que no tenían formación, que no tenían experiencia laboral, con muy fuertes creencias religiosas y con una gran dependencia de sus maridos o de otros hombres de la familia o comunidad, la gran mayoría. A partir de ahí, cualquier movimiento en falso podía hacer que estas mujeres abandonaran el proyecto, por miedo a que los maridos le prohibieran ir, por el rechazo que pudieran tener en su comunidad, por miedo a que ellas mismas decidieran no ir, … en definitiva, por muchas razones. Y por eso el proceso de empoderamiento ha tenido que ser muy lento, muy paso a paso, adaptado al ritmo de cada una y deconstruyéndonos diariamente para no imponer sólo nuestra forma de ver las cosas.
Desde los comienzos hasta ahora, los avances de las mujeres han sido muy grandes. Se han trabajado con ellas sobre temas que en un primer momento hubiera hecho que todas salieran corriendo, como ha sido la menstruación, las medidas de planificación familiar, la Mutilación Genital Femenina, las Violencias Machistas, etc. Se han convertido en unas trabajadoras de verdad, que ya no dudan de su propia valía y competencia, que por el contrario son capaces de reclamar sus derechos y expresar sus quejas cuando las cosas piensan que deberían hacerse de forma diferente.
Conocen sus derechos dentro del ámbito familiar, y aunque todavía no todas se atreven a alzar la voz, muchas ya lo han hecho, han reclamado pensiones de alimentos, han llevo a sus maridos al juez islámico porque les ha robado dinero, han roto con poblados enteros por defender el derecho a decidir con quién casarse de sus hijas, y muchos más ejemplos. Y por encima de todo, han encontrado un sitio donde pueden desprenderse de sus miedos, donde pueden ser como ellas son realmente, bailar, sonreír y trabajar, por supuesto, pero en un entorno donde se las respeta como personas.
Todavía queda mucho por hacer, muchos talleres que dar, mucho que seguir mejorando, y es por eso que Afrikable seguirá trabajando cuando todo esto acabe, por ellas.
Autora: Ana Fernández Quiroga