Ejemplos que seguir
El pasado jueves recibimos en nuestra escuelita de Afrikable una visita muy especial. Decidimos invitar a la primera mujer que ejerce la abogacía en la Isla de Lamu.
En base a los datos publicados en el Informe llamado Global Gender Gap Report en 2017, el 14% de los hombres en Kenia llega a terminar una educación universitaria, frente al 11% de mujeres. Por tanto, sólo un pequeño porcentaje de la población termina estudios universitarios, pero sorprende que la brecha de género sea sólo del 3%. Puede darse que en las clases más altas, con mayores estudios, la desigualdad de género está siendo menor.
Si el porcentaje general de Kenia es bajo en estudios universitario, en Lamu es bastante menor. Por ello, no ha sido hasta 2018 cuando una mujer ha comenzado a ejercer como abogada en el juzgado de la Isla. Desde hace 6 meses Lorna trabaja en un despacho en una de las calles centrales de Lamu Town y defiende casos de derecho civil y penal, así como también defiende casos en la corte islámica sobre familia, herencias o problemas de propiedades.
Es por ello que pensamos que sería un buen aporte invitarla a visitar el proyecto, a nuestras mujeres y a nuestras niñas y niños de la escuelita. Le pedimos además que preparase una charla para estos últimos donde pudiese hablar de algunos temas claves para ellos.
Al principio comenzamos explicándoles qué era una abogada, que labores tenía, en qué momentos la podían necesitar. Todos escuchaban bastante atentos, e incluso había algunos que dijeron que querían serlo de mayores y le preguntaron qué había que hacer llegar allí. Es importante que tengan esa información, por supuesto el camino sería muy largo y difícil, y tal como está el sistema educativo en Kenia, muy caro. Pero el hecho de que conozcan otras trayectorias, otras formas de vida más allá de ser pescadores, de vender en el mercado, de las profesiones tradicionales de las que ven normalmente, puede que a algunos de ellos les inspire para cuando decidan sobre su futuro.
Luego ella comenzó a hablar de los derechos de la infancia. De una forma muy educativa comenzó a contar con ellos los diferentes derechos de la infancia. Entre ellos el derecho a una buena alimentación, el derecho a acudir a la escuela, el derecho a tener ropa. Debido a la diferencia de contextos, hubo dos derechos que me sorprendieron. Uno de ellos es el derecho a no trabajar. Aquí está muy naturalizado que los niños trabajen “ayudando” a los padres a cargar el burro, a las madres en las tiendas, etc. Por eso, cuando preguntó quién había trabajado, todos los peques consideraban que habían trabajado de alguna manera, porque al final aquí se trabaja en comunidad. Sin embargo, me pareció importante que resaltara el derecho a no hacerlo.
El segundo de los derechos que me sorprendió fue el derecho a la libertad ideológica. Me pareció muy revolucionario en una sociedad como la de Lamu, donde el Islam está tan presente en todos los espacios y especialmente en la educación, que alguien les hablará de su libertad para profesar la religión que quieran.
Tras los derechos, comenzamos la parte más dura en la que también les hablamos de las responsabilidades de los menores. Aquí en Lamu, los mayores de 10 años pueden ir a una especie de internado si cometen algunos delitos graves, como por ejemplo las agresiones sexuales. Era importante que conocieran que algunos estaban cerca ya de tener también responsabilidad penal y las consecuencias que tendrían sus actos. Como creo que también hubiese ocurrido en España, a los peques les interesaba mucho si ella había ido a alguna cárcel, cómo eran las cárceles, como eran las de menores, etc. Pero escucharon muy atentamente y preguntaron también varias veces el tema de la responsabilidad.
Y por último, quisimos cerrar con un llamamiento a todas las personas que hubiesen sufrido acoso o agresión en cualquier entorno, de su derecho a denunciar, los lugares a los que pueden acudir y cómo sería el proceso. Ya que una de las pocas cosas que tiene de positiva la justicia aquí es que es gratuita para menores.
En general, una experiencia muy positiva donde la mirada de ilusión de algunas niñas escuchando hablar a la abogada lo valió todo. La información es poder y desde aquí trataremos siempre de darles las máximas herramientas posibles para allanar los problemas que tengan que enfrentar en el futuro.
Autora: Ana Fernández Quiroga