El motor de Afrikable

Llegan temprano, a las ocho, dan los buenos días al resto de compañeras con una sonrisa. Inician su trabajo, no faltan las animadas conversaciones ni la concentración requerida en otras ocasiones que las obliga a callar-cortar la tela, coser pulseras, fabricar sandalias-. Es el día a día de las mujeres de Afrikable, jornadas que pasan sin pena ni gloria pero que se han convertido en un motor para sacar adelante a sus familias.

Un puesto de trabajo en Lamu supone más que un empujón para afrontar algunos de los problemas que sufren las mujeres en la isla, muchos de ellos derivados de la situación generalizada de extrema pobreza (es decir, rentas de menos de un dólar al día para sobrevivir). A esto se suman situaciones que ponen los pelos de punta: mujeres que han sufrido maltrato o cabezas de familia que se encargan del cuidado de la casa y todos sus hijos e hijas. ¿Cómo sería su realidad sin Afrikable? Como la de las centenares de mujeres que viven en esta misma ciudad, en esas mismas condiciones, y que salen a la calle a dejarse la piel con el objetivo de dar dignidad a su familia.

Desde el año 2009 Afrikable ha ayudado a luchar contra la pobreza empleando a más de 80 mujeres en cuatro grupos productores diferentes. Gracias a tus aportaciones, a la visita de voluntarios con el programa Vacaciones Solidarias y a la empresa de calzado Alma en Pena, se ha contribuido al cambio.

Habéis ayudado a cambiar la situación económica de las mujeres de Afrikable, pero además habéis creído en ellas y las habéis hecho visibles. Aún recuerdo las palabras de Lola, presidenta de la asociación, contándonos que ella y Merche, vicepresidenta, habían llegado a pedir permiso a los maridos de algunas mujeres maasais para que pudieran trabajar en los proyectos de Comercio Justo de Afrikable (en algunos países nos echaríamos las manos a la cabeza). Ellos aceptaron, se dieron cuenta de que generarían ingresos económicos y así ha sido, pero más allá, son mujeres que han ganado libertad…¿No son suficientes motivos para apostar por estas heroínas invisibles?.

Autora: Carmen García